Hoy en El Mundo sacan un tema del que ya os hemos hablado aquí. Ese del que se caracteriza nuestra política, y nuestros políticos, los que ya se han convertido en los clásicos insultos y faltas de respeto que nuestro políticos usan casi a diario a falta de mejores contenidos.
La lista que hoy publica el diario, resume los contenidos que nos han regalado los políticos en estos últimos días. Una lista que pasa por los recientes «morritos» de una ministra, o otros de más atrás como llamar tontos de los cojones» a los votantes de la derecha, calificar de «mariposón» a un líder, «hijos de puta» a sus compañeros de partido o de «gilipollas» a Tony Blair.
Una lista que no promete pararse aquí, porque parece que como no sabemos hacer otra cosa, la mejor manera de captar atenciones es decidirse por los insultos. Insultos que empiezan a dominar la escena de un país que está en crisis. Pero cuya crisis no es sólo económica, empieza a ser una crisis que va mucho más allá de los pilares que sostienen la economía del país. Empieza a ser una crisis de formas, de valores, de cultura. ¿Cómo vamos a instruir a nuevas generaciones con el ritmo que nos proponen desde la escena pública? ¿Qué concepto de respeto les enseñamos si la teoría y la práctica no se complementan? Así no vamos a ningún lado, y así en unos años si hoy son los insultos, pasaremos ya a las manos, porque eso, y sólo eso es lo que les falta a nuestros políticos. O eso, o que se pasen al bando racional, y aprendan a gobernar, y a gobernarse.
