Conferencia de Seguridad de Múnich 2025: Ucrania, China y EE.UU. dominan la agenda

La Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) regresa del 14 al 16 de febrero de 2025 en un contexto geopolítico marcado por la guerra en Ucrania, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el auge de China como actor global.

Este evento, conocido como el «Davos de la seguridad», reúne anualmente a jefes de Estado, ministros de defensa, diplomáticos y expertos en relaciones internacionales desde 1963. Sin embargo, en esta edición no contará con la presencia del presidente estadounidense. En su lugar, el vicepresidente J.D. Vance y el secretario de Estado Marco Rubio representarán a Washington, enfrentándose a una Europa preocupada por las nuevas políticas de la administración Trump sobre la OTAN, el comercio y la estabilidad internacional.

«Pese a que tenemos muchos participantes del sur global, el núcleo sigue siendo transatlántico, por lo que la seguridad europea y la guerra en curso en Ucrania serán temas clave en la agenda», explica Nicole Koenig, jefa de política de la MSC.

Estados Unidos: una nueva visión de seguridad transatlántica

La incertidumbre sobre la postura de Trump respecto a la OTAN y su aparente distanciamiento de la defensa convencional europea generan preocupación entre los aliados. Según Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, «la atención mediática se centrará en las contribuciones de cada miembro de la OTAN, la responsabilidad de sus miembros y sus funciones».

El informe preliminar de la conferencia destaca que Estados Unidos ya no es visto como el garante del orden internacional liberal, lo que podría reconfigurar alianzas estratégicas. En este sentido, la participación de China cobra especial relevancia.

China en Múnich: entre la confrontación y la diplomacia

China, representada por el ministro de Exteriores Wang Yi, busca consolidar su posición como actor clave en la seguridad global. Su participación en la MSC será el preludio de su asistencia a foros internacionales como el G20 y Naciones Unidas en las semanas siguientes.

«La presencia de EE.UU. y China en Múnich será un ejercicio sobre la percepción interna y externa que poseen ambos países», señala Arteaga. «Buscarán presentarse como interlocutores ineludibles capaces de decidir sobre asuntos de interés mundial».

Este juego diplomático podría incluir tanto un lenguaje de confrontación como de cooperación, modulados en función de sus respectivos intereses nacionales.

Ucrania: el dilema de la paz y el papel de Europa

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, vuelve a Múnich con la esperanza de consolidar el apoyo internacional en la guerra contra Rusia. Aunque Trump ha mantenido conversaciones con Putin y Zelenski en los últimos días, Washington ha dejado claro que no presentará un plan de paz durante la cumbre.

Keith Kellogg, enviado especial de EE.UU. para Ucrania, ha señalado que cualquier acuerdo dependerá de negociaciones bilaterales fuera del foro de Múnich, un enfoque que podría marginar a Europa del proceso.

«Si la Unión Europea fuera como Rusia o Estados Unidos, con un solo líder y una política de defensa común, la situación sería diferente», explica Arteaga. «Pero al carecer de un liderazgo único, ni Putin ni Trump consideran a Europa un actor determinante en la resolución del conflicto».

Ante esta realidad, los líderes europeos intentarán presionar a la delegación estadounidense para garantizar que el continente tenga voz en cualquier acuerdo sobre Ucrania.

Un mundo en competencia: la geopolítica tras la Guerra Fría

En la década de 1990, tras el fin de la Guerra Fría, el mundo parecía encaminarse hacia una era de cooperación global y expansión democrática. Sin embargo, el informe de la MSC de 2024 advertía que ese optimismo se ha desvanecido.

Hoy, las potencias globales están inmersas en una competencia feroz por el poder. Incluso los aliados tradicionales parecen estar en conflicto, como demuestra la reciente escalada de tensiones comerciales entre EE.UU. y Europa tras la imposición de aranceles por parte de Trump.

«La seguridad europea ha dejado de ser una prioridad para Washington debido al creciente papel de China en el Pacífico y otras preocupaciones estratégicas», afirma Koenig.

Mientras tanto, la Casa Blanca sigue enfocada en su enfrentamiento con Pekín, manteniendo la misma línea estratégica que en la administración Biden.

Conclusión: ¿hacia un nuevo equilibrio de poder?

La Conferencia de Seguridad de Múnich 2025 deja entrever un escenario internacional cada vez más fragmentado y competitivo. La guerra en Ucrania sigue sin una solución clara, Europa busca recuperar influencia en la toma de decisiones y EE.UU. y China consolidan su rol como actores dominantes en un mundo multipolar.

«Trump es un líder transaccional; todo país sabe que puede pedir lo máximo en las negociaciones, pero también que deberá alcanzar un punto medio», concluye Arteaga.

En este contexto, la MSC 2025 podría ser clave para definir el futuro de la seguridad global, con un trasfondo de alianzas inciertas y rivalidades cada vez más marcadas.