Las elecciones de los EE.UU están al caer. Mañana 2 de noviembre los americanos están convocados a elegir a su cámara de Representantes y a 1/3 del Senado. Republicanos, demócratas y el Tea Party se enfrentas a unas elecciones que parecen dar la victoria a los republicanos. Pero el Tea Party sabe que se la juega. Se la juega en ganarse a un electorado que considera propio, en un momento en el cuál sus medidas caen bien en la opinión pública. Una opinión pública que esta cansada de unos y de otros, para al final siempre acabar en las mismas, y seguir en una crisis que no tiene fin.
El Tea Party busca esos votos. Los de los aburridos. De los que están cansados. Y sobre todo el de los sectores más conservadores. Para conseguirlo, su caravana recorrió varios estados, con las mamas grizzies como estandarte y Sarah Pallin como imagen protagonista. Y lo cierto es que al partido le faltan muchas cosas, y a sus políticos se les puede tachar de otras tantas. Pero el problema fundamental del Tea Party son las muchas excentricidades que se permiten.
La última, la de Sarah Pallin, a la que no se le ha ocurrido un mejor discurso a poco menos de dos días de las elecciones que insultar a los periodistas. Es sabido que la imagen pública del Tea Party no tiene una buena relación con la prensa. La señora representatnet del Tea Party se da el lujo de conceder entrevista sólo y exclusivamente a la Fox. Si señor, dando ejemplo de libertad mediática. Por si fuese poco califica a los periodistas, a los de la FOX no, faltaría más, de «corruptos bastardos». ¿De verdad es esto lo que quieren los americanos? Obama será lo que quieran, pero al menos su verbalidad es un poco más fluida y racional que la de Sarha Pallin. Y al menos su programa de gobierno apuesta por algo, no por desentenderse de un país que se encuentra en crisis y con la mitad de los ciudadanos que apenas pueden costearse el seguro médico. En fin que así están las cosas. Veremos los resultados, y a partir de ahí, vendrán las conclusiones.
Noticia | El Mundo