Parece que en España, ni con la crisis en la que nos hemos metido aprendemos. Parece que nuestros políticos se aferran al marketing y a la estrategia electoral antes que a sacar al país adelante. La mejor noticia de todas fue el adelanto electoral. Pero ese adelanto electoral que en un primer momento podría haber parecido un acto de buena fé, llega cargado de muchos malos augurios. Por no decir trampas políticas. Para empezar, el discursillo de ZP que con mucho talante uso las mismas razones para adelantar las elecciones que las que había usado en una convocatoria anterior para definir la tesis de finalizar la legislatura.
Partiendo de esa base, de que ya más mentiras no caben en el saco, llego el punto y final. El punto y final de haber elegido el 20 de noviembre como día de las elecciones. Un día que recuerda al franquismo. Que recuerda al miedo, y que sobre todo hace lo que al PSOE le hemos ya permitido por mucho tiempo, hacer lo que le de la gana en base a la manipulación. Porque ante el miedo las personas no siempre reaccionan de la manera más racional posible. Pero yo, como socialista arrepentida soy de las que creo que el miedo no lleva a nada bueno. Por tanto, si en realidad el PSOE estuviese tan seguro de que la derecha es letal para el ciudadano, no habría elegido el 20N para las elecciones anticipadas. Por cierto anticipadas por el poco saber hacer de los socialistas. Rajoy ya ha dicho que gobernará desde el centro. Cierto. Puede que mienta. Porque los políticos últimamente mienten y manipulan más que hablan. Pero prefiero darle el beneficio de la duda a quien todavía no ha hecho ningún daño en España que a un gobierno que lleva 7 años en el poder con mentiras, manipulaciones y cuyas consecuencias no las pagan sus nóminas.
