En El Cairo, el juicio de Mubarak fue mandado a septiembre. A septiembre y a partir de ahora a puertas cerradas. En realidad, creo que lo que se habla de la libertad de prensa, a este caso concreto no se aplica. Porque televisar las audiencias a los que fue uno de los mandatarios más dictadores de El Magreb solo puede ocasionarle dilemas al pueblo. Dilemas en cuanto a sus seguidores y a sus detractores, que ya se enfrentaron a pedradas en las afueras del juzgado. A esto hay que añadir que con el estado de salud de Mubarak, la justicia puede ser benévola, con lo que no conviene que el que fue un gran dictador utilice ahora los mejores términos judiciales para acabar saliéndose con la suya.
Bajo mi punto de vista, creo que la opinión pública está en todo su derecho de conocer lo que sucede en su país. Pero en este caso que sepan como está Mubarak o que lo vean débil hablando protegido por sus hijos, no creo que vaya a aportarles nada más allá que una trágica vuelta a los tiempos de la edad media en la que los condenados se exhibían ante el pueblo. Por ello, creo que la responsabilidad de la prensa, debe dar ejemplo, dejarse a un lado e informar solo de aquellos que son hechos objetivos procurando no llamar ni a un lado ni a otro a reacciones ante el juicio.
Noticia | La Voz de Galicia
