Marruecos reclama ahora la soberanía de Ceuta y Melilla

Marruecos se ha subido a las barbas de España. Zapatero y su Gobierno, con su posición neutral en el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario por el Sáhara y los sucesos de El Aaiún lo único que ha conseguido es enfadar a los saharauis pero, sobre todo, a Marruecos. Y no sólo eso. También ha aumentado su moral. La de todo el país. Así, varias organizaciones marroquíes han convocado, con la autoración y, por lo tanto, también con el apoyo, del Gobierno, una marcha que se celebrará este sábado entre Rabat y Ceuta para solicitar el fin de la ocupació española de Ceuta y Melilla y la soberanía marroquí sobre las dos ciudades autónomas.

Aunque esta marcha ha sido convocada por asociaciones ciudadanas, ha sido autorizada por el Gobierno y, además, ha sido difundida desde la agencia estatal marroquí. Y todo porque Marruecos se siente fuerte. Lejos de pedir disculpas o avergonzarse por el conflicto del Sáhara y de El Aaiún, el gobierno marroquí se ha crecido. Primero lo demostró el ministro de Asuntos Exteriores en el Parlamento Europeo, donde arremetió contra el gobierno y la prensa española y contra la Unión Europea, y ahora lo demuestran los propios ciudadanos marroquíes convocando esta marcha que se prevé que sea multitudinaria.

Esta es la segunda movilización en menos de una semana, ya que el pasado domingo se celebró una en Casablanca contra la política del Partido Popular sobre Marruecos y el conflicto del Sáhara. Primero fue la marcha contra el PP, luego la bronca del ministro de Asuntos Exteriores en Estrasburgo y ahora pedir la soberanía de Ceuta y Melilla. ¿Qué será lo próximo?

Y mientras, ¿qué hace el gobierno de España? ¿Qué hace el PSOE? Como ya expuse en la entrada de ayer sobre este tema, la posición neutral, fría, distante, mirando hacia otro lado y haciendo oídos sordos de nuestro país no va a traer nada bueno. Mientras Marruecos se defiende, ataca, reprocha, se moviliza, protesta y se manifiesta, España no hace nada. Veremos quién es el próximo en mover ficha y quién se come a quién.

Fuente | El País