España no acierta ni con unos ni con otros en el Sáhara

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El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Taïb Fassi-Fihri, se ha defendido en el Parlamento Europeo como gato panza arriba. Ha tenido respuestas y excusas para todo. Ha acusado a la Unión Europea y a España, especialmente a la prensa de nuestro país, de mentir y manipular la información sobre el conflicto del Sáhara y se mostró orgulloso de lo que él denominó desmantelamiento pacífico del campamento de refugiados saharauis de El Aaiún.

Por si fuera poco, ha asegurado que no se ha producido ningún muerto y ha encontrado una explicación para todas las expulsiones de periodistas que ha llevado a cabo Marruecos en las últimas semanas. Según él, habían sobrepasado ampliamente su autorización o simplemente habían cometido alguna falta grave. En definitiva, habían hecho uso de la libertad de expresión, de pensamiento y de opinión. Habían contado lo que habían visto. Habían ejercido su profesión. Pero eso a Marruecos no le gusta. Como tampoco le gusta, según destacó su ministro de Asuntos Exteriores, los complejos que tiene España desde que abandonó el Sáhara.

 Sin embargo, a España le han llovido las quejas, los reproches y las protestas no sólo desde la parte marroquí, sino también desde la saharaui, ya que en el Parlamento Europeo también estuvo Mohamed Salem Ouldsalek, representante del Frente Polisario, que acusó a nuestro país de lavarse las manos y olvidar su responsabilidad postcolonial y a España y la Unión Europea de ser cómplices de Marruecos por su silencio y su falta de iniciativa en el conflicto del Sáhara.

Personalmente, creo que al representante del Frente Polisario no le falta razón. En todo este conflicto se echa en falta una respuesta de España, una actitud, en definitiva, un poco de iniciativa. No puede hacer oídos sordos y mirar hacia otro lado, como tampoco puede olvidar que el Sáhara fue una colonia española. No se puede borrar el pasado de un plumazo y pretender actuar como si no hubiera pasado nada.

Porque de lo contrario ocurre precisamente lo que está pasando ahora, que Marruecos acusa a España de posicionarse a favor del Frente Polisario y, por su parte, los saharauis le acusan de no hacer nada. Vamos, que España no acierta ni con unos ni con otros y le llueven los palos desde todos los lados.

Eso es lo que se consigue cuando se pretende tener a todos contentos, que se acaba por enfadar a unos y a otros y no se contenta a nadie. España no se puede mantener neutral en este conflicto, debe decantarse, establecer su posición. Lo que no se puede hacer es esconderse, intentar pasar desapercibido mientras escampa el temporal. O, en otras palabras, no se puede nadar y luego pretender guardar la ropa.

Fuente | El Mundo