Lo cierto es que a estos puntos, cuando tanto PP como PSOE han comenzado a colocar las cartas sobre la mesa en los próximos comicios legislativos de carácter autonómico empiezan a aclarar los miedos del PSOE a una caída en picado en las elecciones. Y es que el PP está más seguro que nunca, con un líder, Mariano Rajoy, que tras mucho tiempo se ha coronado como tal, tras muchas peleas internas. Y encima, resulta que el PSOE tiene detrás una gestión que ha llevado a reducir derechos, a subir impuestos, a crear paro, perder inversiones extranjeras, y dividir a la sociedad española.
Los miedos del PSOE están a flor de piel. Y lo cierto es su estrategia para camuflarlos no ha cambiado. Nada ha cambiado. Y, de aquel PSOE lleno de talante, lleno de candidatos carismáticos, y con un Zapatero que aaraba, solo quedan miedos. Miedos a una caída en picado, miedos a elecciones anticipada, y miedos a una revuelta. Porque la gente ya no puede más. Está cansada. Y ¿qué hace ellos al respecto? Pues usan una estrategia clásica de la política; miran hacia otro lado. El problema fundamental es que dicha estrategia está ya desgastada. La han usado 6 años. 6 años que han dado para ver, que no era una cuestión de tiempo que lo hiciesen bien. Era una cuestión de que no saben como hacerlo. Y si no saben, mejor que dejen espacio. Porque el miedo a abandonar la silla, sin haber hecho nada para merecerla es justo la lección que se van a llevar.
