La senda franquista a la que estamos yendo

deshaucios

Tengo que reconocer que últimamente España me está dando muchas desilusiones. Pensé que nuestra sociedad había cambiado, que éramos progresistas y que estábamos yendo hacia la senda europea. Sin embargo, con los recortes del PP que económicamente nos están colocando a niveles de países tercermundistas a las economías domésticas, parece que lo social también se resiente y cada vez más vemos brotes de esos de autoritarismo y defensa de lo que un día se llamó España, una, grande y libre. Y no le pongo mayúsculas porque no las lleva, por mucho que algunos se empeñen.

La última muestra pública viene por un lado con el escándalo internacional de no querer entregar a los que han sido acusados en Argentina por los crímenes del franquismo, cuando toda Europa juzgó a los suyos de regimenes autoritarios y dictaduras. Pero a nivel nacional por si ya la polémica fuese poca, nos encontramos con que ayer se celebró en un colegio de Madrid un acto franquista, con símbolos nazis y de la dictadura española, en favor de los «caídos por España».

Por si no bastasen las muestras de hacia dónde nos quieren llevar, porque la alcaldesa que lo convocó era del PP, y aquí la cúpula no se pronuncia, como ya hizo con el alcalde gallego y con casos de las juventudes que hacían exaltación de Franco, ahora resulta que la OSCE nos ha incluido en los países que no tienen libertad, y además somos el único que no permite las inspecciones por parte de la organización, que vio como sus miembros eran expulsados sin ninguna contemplación cuando se disponían a analizar insitu la marcha de Jacke al rey. La noticia no ha cobrado protagonismo en la prensa nacional, pero en realidad es norma en el resto del mundo, que se ha quedado anonadado de hacia dónde estamos yendo.

Yo no me quiero imaginar que todos estos años no han servido para nada. No quiero pensar que de verdad los votantes del PP quieren volver a aquella época de falta de libertades y dictadura. No quiero creer que España ha dejado de ser un país en el que queremos el progreso. Pero cada día, me quedan menos motivos para pensar que podremos volver a la senda correcta.