«Hemos perdido, pero seguimos adelante. Los ciudadanos de Milán y Nápoles se arrepentirán, tendrán que rezar a Dios. Cada vez que me derrotan, triplico mis fuerzas».
Así reza Il Cavagliere ante los resultados obtenidos en los comicios provinciales para el desempate en las provincias de Napolés y Milán. Y claro en este caso, ya no sirve valorar que por primera vez la izquierda se haga con el centro financiero de Milán, o con una Napolés que lleva años siendo un núcleo de la derecha, aquí cabe una reflexión que ya hice en su momento cuando fue de las revueltas árabes, y es que en la silla parece estarse muy bien, y la mayoría de los políticos parecen no querer abandonarla pase lo que pase. Le pasó a los del norte de África, le paso a Zapatero, y le pasa a Berlusconi. Claro que en realidades diferentes, pero con el mismo telón de fondo.
Menos mal que en España, el PSOE no aguantaría que ZP por mucho que quisiese, se presentase a la re-elección, y lo mismo, me esperaré de Italia, aunque teniendo en cuenta que si bien la democracia del país es mucho más participativa que la española, la inestabilidad política es una cruz con la que Italia, desde su formación en 1851, ha tenido siempre que luchar.
