Y el Centro de investigaciones Príncipe Felipe de Valencia se ha quedado con un ERE. Eso es lo que vencemos en tiempo de crisis. Pérdidas de cultura por todas partes. Y sin ésta, sin el conocimiento y sin la inversión para poder salir adelante en tiempos mejores, créanme que no hay futuro. Lo que queda claro es que el gobierno de Fabra no encontró entre sus 13 millones de presupuesto, los 5 millones necesarios para mantener investigaciones pioneras, y no solo en España, si no también en Europa. Y así estamos, formando jóvenes que luego si quieren hacer algo tendrán sin opción alguna que emigrar.
Y entender que en tiempos de crisis los recortes son más que necesarios parece sacado de un libro de política para tontos. Claro que todos lo sabemos, lo que no nos queda tan claro es el saber porque se invierten en un u otro motor de la sociedad. Y si sabemos que el Estado tiene que ser el principal generador de investigación y quien se debe preocupar del acceso universal a la cultura, resulta más que difícil saber que se le ha podido pasar por la cabeza al señor Fabra.
Y claro, como la cultura no es rentable, o al menos eso dicen, porque todavía no hemos encontrado el modo de hacer lo que sí se hace en otros países; porque para empezar con gente válida que se gane su sueldo, y con la venta de los resultados obtenidos en investigaciones se podría llegar más lejos de lo que jamás en España se haya pensado, pues venga tijeretazo allí, si solo lo van a notar los 100 que se han ido a la calle. Y i viviésemos en otro sitio, o el mundo fuera distinto, evidentemente de forma utópica, porque creer que esto será una realidad suena más a sueño de Peter Pan que a otra cosa, antes de meter tijera a la cultura y a la investigación, habría que autoimponerla, y léase bien auto, a los sueldos de los políticos. Pero oigan ¿a quién le importa?
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