España tienen en su modelo educativo un gran problema. Sin embargo, parece que como casi siempre, en el afán de buscar culpables, queremos pensar que la culpa la tiene el alumno, y si es así, como no queremos dejarlo fuera de un sistema, en el que cada trabajador cuenta para llenar las arcas, al Ministerio de Educación se le ha ocurrido la magnifica idea de darles un certificado escolar a aquellos que no terminen la ESO.
Un certificado que solo servirá a que el Ministerio se lave la conciencia de algo que no sabe hacer. Educar. Porque saber educar no implica que el alumno vaya a clase de forma obligatoria. Saber educar supone enseñar que la educación es la forma que nos hace libres y nos abre oportunidades. Aunque en los tiempos que corren eso es difícil de demostrar. En todo caso, no me parece que entregar un certificado inútil vaya a solucionar nada. Es más, la única solución pasa por hacer lo que hacen otros. Otros que consiguen estar en la cabeza en escolarización, en la cabeza en aptitudes de los jóvenes, y sobre todo a la cabeza de las buenas escuelas. Y para ello, un buen ejemplo que conozco de cerca es un pequeño país llamado Austria, en el que los profesores son solo los mejores titulados. En las que los profesores reciben controles para saber si hacen bien su trabajo. En el que el alumno no va a la escuela porque está obligado, si no porque sabe que con ello tendrá un futuro mejor. Un país en el que las guarderías son trilingües, y en la Universidad la mayoría de los estudiantes dominan más de 5 lenguas. Pero claro, que les voy a contar a quien se conforma con otorgar un certificado que no sirve para nada.
Noticia | El País
