A Celia Villalobos se le ha visto el plumero. O quizá sería mejor decir que le han pillado con las manos en la masa. Después de que llamase tontitos a los discapacitados en la Junta de Portavoces del Congreso de los Diputados, el presidente del Congreso, el socialista José Bono, reprendió esta calificación y esta actitud a la diputada del PP.
Sin embargo, Villalobos, no contenta con haber llamado tontitos a las personas que sufren algún tipo de discapacidad, en un corrillo llamó fascista al propio José Bono. Vamos, que la diputada del Partido Popular tenía calificativos para dar y tomar, se despachó a gusto con todos y en ningún caso utilizó precisamente un piropo.
No me extraña que el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad se haya sentido molesto, ofendido e indignado con estas declaraciones. A mí también me parece de mala educación, una falta de respeto, algo injusto utilizar un calificativo tan peyorativo para referirse a este sector de la sociedad. Desde luego, es una actitud reprochable, criticable.
Y si a la señora Villalobos no le gusta recibir críticas, que tampoco las haga contra los demás. Pero imagino que ahora, todos los que le criticamos por esto, seremos unos fascistas.
Lo que Celia Villalobos, y al igual que ella todos los políticos de nuestro país, debería saber es que ni los discapacitados son tontitos ni mucho menos somos tontos los ciudadanos en general. Tenemos muy claro la clase de políticos que por desgracia tenemos. Y por si tuviésemos alguna duda, ya se encargan ellos mismos de recordárnoslo día a día con perlas como estas.
Fuente | El Mundo