El caso que tuvo en vilo a toda Italia, a EE.UU y a medio mundo ha tenido un final feliz. Los dos acusados por un asesinato que se había quedado sin pruebas fueron absueltos.
Yo no voy a netrar en discusiones acerca de los juicios mediáticos de lo que hacen los periodistas y cosas del tipo, simplemente quiero hacer una reflexión del asunto ya que lo he seguido por los medios italianos, y la idea de que la acusación, quedándose sin las pruebas clave hace pocos meses pidiese la máxima pena, es decir, la cárcel de por vida, me dice mucho.
En primer lugar se supone que en las democracias, funciona lo de inocente salvo se demuestre lo contrario. Y si no hay pruebas de que ambas personas cometieron el delito o estuvieron en el lugar de los hechos. ¿De qué estamos hablando? El problema es que actualmente nos hemos confundido los papeles, y en casos en que los periodistas hacen de jueces y la opinión pública de jurado, democracia, lo que se dice democracia, ya no es.
Sin embargo, creo que todo esto, o al menos lo espero, sirva de lección. Y no solo a Italia. Porque de casos injustos de justicia está el mundo lleno.
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