La elección del próximo líder de los socialistas será una cuestión en la que, según el mismo dice, Zapatero no se interpondrá. Y mientras tanto, todos seguimos embobados con lo que ellos se traen, ellos esperan sus primas de cara a la investidura de Rajoy, que suponen un buen tajo del presupuesto del Estado, del que tan mal nos hablan, y al que tantos recortes le quieren hacer mientras no sea de sus bolsillos. Y así estamos, con un Rubalcaba que se ha quedado muda, y una Chacón que no se pronunciará mientras siga siendo ministra. Y mientras tanto, Rajoy amenza con subir impuestos, y Europa con ponernos a caldo. Pero a nosotros nos preocupa la telenovela de la elección de candidatos en el PSOE.
Y sinceramente, a mí a estas alturas, que vaya Rubalcaba o Chacón, poco me cambia. En realidad, el primero fue cómplice de todos los tejemanejes de Zapatero, y eso que le veía como un gran político, para el que presentarse a las elecciones fue el peor error. En cuanto a Chacón, solo el hecho de que sea catalana le resta credibilidad en otras comunidades, y aunque ese sueño feminista de ver a una mujer como presidenta de España podría estar más cerca con ella; antes que sueños, me preocupa seguir manteniendo mi trabajo, pagar menos impuestos porque la cuenta ya no rinde, y que no me suban los servicios. Una vez me resuelvan eso, entonces quizás, si me sobra tiempo, pasaré a preocuparme de los culebrones políticos de los que cobran en torno a los 70.000 euros por salir de un gobierno que dejó a España en la bancarrota.
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