De yogures caducados y otras raras especies

Viendo el panorama español, o mejor dicho, el panorama político español aún me sorprende que no haya en internet quien se dedique a recolectar las sandeces varias que día a día van soltando desde el gabinete ejecutivo, porque parece que ya que al PP le gustan tanto los méritos para llegar a los puestos que están, ellos los acumulan en falta de neuronas. Y es que en Chile, por poner un ejemplo, hay varias webs en las que a base de humor colocan las «Piñeradas», es decir, las meteduras de pata de su presidente, que dicho sea de paso, retóricamente es un patoso, pero en nuestro panorama político hacen méritos por superarle.

Yogur 1

La que ha dado la vuelta a medias portadas est semana ha sido la de Arias Cañete, nuestro ministro de Agricultura, que como debe de ser que un su caso no tiene lio bastante con la que tiene armada por los trabajos de temporadas agrícolas le ha dado por reflexionar sobre los yogures, y de la reflexión, veremos nacer una ley. Porque así es como nacen las leyes en España. Los ministros se levantan con ideas que parece solo ellos tienen, las aplican y se acabó. Aunque la de los yogures caducados del señor Cañete la verdad nos ha dejado atónitos. Y no porque yo no haya hecho como el y me haya comido nunca un yogurt más allá de la fecha, sino porque a estas alturas, parece ilógico que nos pongamos a etiquetar otra vez productos cuya fecha de caducidad va a depender de factores variables como la humedad o la temperatura que no podemos controlar. A no ser claro, que analice cada uno de ellos en cada casa de cada español y consiga con tal precisión decirnos «Oiga, este yogurt caduca el 4 de marzo de 2013 a las 14:45 horas». Ya ven, genialidades made in Spain a la vista.

Pero bueno, aunque Cañete lleva la delantera, el ya repetido toro de Wert sigue dando que hablar, los méritos de Botella de ser la mujer de Aznar para ser alcaldesa o el repartir dolor de Gallardón no se quedan atrás. Y a todo esto, ya no aprueba ningún ministro, pero es que ni siquiera con el «regalado». Todos por debajo del 4. ¿No decía Wert que le gustaban las reválidas? Pues lo dicho, que la suya, no la pasa… Y ha hecho méritos para obtener el mayor suspenso. La verdad sea dicha.