Esta mañana nos hemos desayunado con la sorprendente noticia de que el gobierno de Zapatero quiere reformar la Ley del Registro Civil para que en el caso de que los padres no lleguen a un acuerdo, el orden de los apellidos del hijo sea alfabético en lugar de prevalecer el del padre, como ocurre ahora. Según José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso, de esta forma se reafirman los principios de libertad y de igualdad.
Aunque desde el PSOE se ha recordado que la decisión será de los padres, que podrán decidir el orden de los apellidos, si no se ponen de acuerdo se pondrán en orden alfabético y ya no se podrá dar por hecho que el primer apellido sea el paterno. Desde 1999 se puede poner en primer lugar el apellido de la madre, pero esta medida sigue siendo minoritaria frente a la costumbre y la tradición del apellido paterno.
Sin embargo, este debate sobre el orden de los apellidos parece ilógico, fuera de lugar e incluso absurdo teniendo en cuenta la cantidad de cuestiones mucho más urgentes e importantes sobre las que podrían y deberían debatir nuestros políticos. Así las cosas, lo de los apellidos suena a cortina de humo para intentar mantener ocupados a los ciudadanos, algo que no es tan sencillo como parece. Los ciudadanos no son tontos y no se dejan engañar así como así.
Parece mentira que con un gobierno reformado hace poco, con la malísima situación económica y laboral que vive el país y a falta de sólo seis meses para las elecciones municipalees y año y medio para las próximas elecciones generales el PSOE no tenga otra cosa de qué preocuparse que un debate tan absurdo como el de los apellidos.
Por si fuera poco, esta medida ha chocado no con la oposición del resto de grupos parlamentarios, pero sí con su indiferencia, ya que no dan importancia a esta cuestión. Por otra parte, aunque el orden alfabético de los apellidos se utilizará únicamente en casos excepcionales en los que lo padres no lleguen a un acuerdo, con esta medida se corre el peligro de que los apellidos que comiencen por las últimas letras del alfabeto desaparezcan con el paso del tiempo.
Fuente | El Mundo