Voy parecer un loro. Pero es que por mucho que lo repita los políticos continúan en las suyas. Aquí lo que importa es buscar al culpable. A un culpable, que aunque haya que levantar piedras, todo esfuerzo queda recompensado. Así lo ha vuelto a hacer Valeriano Gómez, que parece haberse olvidado de que es ministro de trabajo, al menos en tiempos poco buenos. Porque en los cuatro meses que subió la ocupación, había sido gracias al gobierno, ahora que baja, la culpa es de las prácticas empresariales.
Claro. Seguro. Y es que estas empresas son un mundo que hay que cerrar. Son los peores demonios que s epodía haber inventado el Estado. Ellos contratan a la gente para luego echarla a la calle. Ellos se saltan los derechos. Ellos lo hacen todo mal. Sin embargo, Valeriano es genial. No pudimos haber encontrado un mejor Ministro. Tenemos a una excelencia en el mundo del mercado y de la estabilidad laboral. Ha dejado hasta legado. Seguro que todos quieren ser como él. Pero a ver entonces quien paga los impuestos que trimestralmente ingresan las empresas. Uy perdón, los demonios.
Noticia | El País