Un chavismo sin Chávez y Venezuela sin rumbo fijo

La verdad es que en estos momentos el mundo está mirando hacia varios lados del Oceano. Por un lado tenemos una inestabilidad en Irán que amenaza con dejarnos sin parte del petróleo que le compramos, y por otro lado, el otro productor de petróleo al otro lado del mar, Venezuela, no parece estar pasando por sus mejores momentos internos. Es más, con tantos años en el poder, solo ahora Hugo Chávez se ha dado cuenta de que es un mortal como todos los demás y no un semiDios con vida eterna para plantearse mandatos más allá de 2021.

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Lo cierto es que gracias precisamente por la estrategia que se planteó desde el PSUV, su partido político, la idea de un chavismo sin Chávez resulta como poco alocada. Tanto así, que la mayoría de la gente que sigue apoyando al mandatario, lo apoya a él y solo a él, y no a su equipo de gobierno, al que no dudan de tachar de ladrones, bandidos y malos gestores. Eso hace que si el electorado con el que cuenta solo le es fiel a él, ¿qué pasará cuando no esté?

Por otro lado, si se quisiese comparar Venezuela a Cuba, precisamente por un gobierno que parece tener como mira el comunismo, cabe tener en cuenta que la isla tuvo muchos más años de gobierno de Fidel que Venezuela con Chávez y que ya muchas generaciones no conocieron nada más que el comunismo, cosa que en Venezuela.

Si a ello le sumamos un candidato de la oposición con tanto carisma y capacidad de crear discursos populares como Hugo Chávez y que nunca ha perdido elecciones desde que se dedica a la política, un joven que apuesta por un recurso de unión del pueblo, no parece difícil creer que el rumbo de Venezuela va a cambiar. Y en ello hay muchos interesados. Porque a EE.UU no le interesa el precio del petróleo ni los insultos que regala Chávez. A España no le interesa que los españoles sean pisoteados como hasta ahora. Y a medio mundo no le interesa que Venezuela ayude a Irán en sus planes nuecleares ni a las FARCS en sus planes terroristas. Así que parece ahora si, las cosas se le pusieron difíciles a Chávez, y un chavismo sin Chávez sería casi como imaginar un mundo sin agua.

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