Sin empleo y sin papeles, yo me vuelvo a mi país. Crónicas del emigrante

Entre enero y septiembre de 2010 los extranjeros no comunitarios con permiso de residencia en nuestro país han descendido un 6,5%

En este artículo sin empleo y sin papeles, yo me vuelvo a mi país. Crónicas del emigrante, me gustaría hacer una reflexión personal acerca de una noticia que ya habíamos publicado en Foro Político, Huir de España como sea, en la que os contábamos la historia de un emigrante que por primera vez había intentado saltar la verja que separa Ceuta de Marruecos, en la dirección opuesta, no hacia España, sino hacia Marruecos. Y aquí, la pregunta fundamental es ¿Qué está pasando? ¿Qué nos pasa como país? ¿Nos hemos dado realmente cuenta de hacia donde estamos andando? Ciertamente, España era un paraíso. Era un paraíso porque nuestro carácter latino, hace que nos conformemos con poco, y una economía más que floreciente, con sueldos por encima de la media en el sector construcción y con obreros que se permitían lujos de ricos, en algún momento tenía que explotar. Y cuando llegó el momento, los españoles no supimos que hacer. Ni los españoles, ni Zapatero.

Y claro, ustedes imagínense que están en su casa, con su familia. Pero un emigrante, que vino a buscar un futuro mejor, que se alejó de su casa, de su familia, de los suyos y de su idioma, para formar parte de otra cultura, que le permitiera realizarse; pues ahora se encuentra en que ni trabajo, ni dinero, ni nada. Pues entonces ¿qué hace? Lógicamente busca de forma desesperada volver a lo que al menos sabe que tiene, en su país.

Y si hablamos sin empleo y sin papeles, yo me vuelvo a mi país. Podemos también hablar de las masivas salidas de los jóvenes españoles al extranjero. Y es que aquí no hay trabajo para nadie. Y ahora mismo el mercado del trabajo español no distingue entre preparados o no, con idiomas o no, simplemente no hay trabajo y basta. Y ¿saben lo que nos queda? Ponernos desde ya a estudiar alemán, porque ya aviso Merkel que allí si quieren gente especializada. O probar con el inglés. Puede incluso que con el francés o el italiano tengamos suerte. Todo, menos España.