Vivimos en tiempos absurdos. Tan absurdos que a veces no nos acordamos de la base de nuestra legalidad, de nuestras leyes. En este caso les hablo de la última medida de Sarkozy, el cual ha hecho realidad el que por Constitución es la definición del Estado Francés: laico. Y creo que nuestro problema es que repetimos los términos como loros sin pararnos ni un momento a pensar en lo que significan. ¿Qué significa vivir en un estado laico? En pocas palabras significa que el Estado no impondrá ninguna religión, y que permitirá a cada ciudadano profesar en privado, y esto es importante, la suya.
En privado. Otro concepto que repetimos sin entender. Privado es todo aquello que queda fuera del ámbito público. Básicamente todo lo que hacemos en nuestra casa. Por tanto Francia, ejerciendo su derecho de Estado, hace ahora cumplir una ley que lo es por Constitución. Cada uno puede profesar la religión que elija, pero en su propia casa. Y por Constitución nos alarmamos. ¿Quieren que hablemos entonces de lo que se hace que esté fuera de la Constitución? Porque muchas veces, por estas historias ni alzamos la voz. ¿Qué motivo existe para alarmarse por un país que prohibe rezar en público cuando se declara por principios laico? Creo que el problema radica en primer lugar en la ignorancia de la gente, que repite palabras sin entender lo que significan, y en segundo lugar que la hipocresia les ha permitido y nos permite, decir que somos una cosa de palabra, y ser otra con los hechos.
No puedo declararme favorable a Sarkozy. No puedo decir que me guste ni como líder. Pero cuando las cosas se hacen bien, hay que reconocerlo. Y aunque sea por un poco, esta vez Sarkozy ha quitado una capa de hipocresía de su sociedad. Ahora Francia puede demostrar que si es laica
Noticia | El País