No hay nada que nos moleste más, pero parece que la crónica de una muerte anunciada de un país que ya no solo está en bancarrota si no que pretende llevarse a ésta a cada uno de sus ciudadanos no ha hecho más que empezar. Todas las noticias nacionales apuntan a desajustes, a caídas de bolsas, a desprestigio internacional, y como no a la que será la próxima crónica del viernes negro.
Un viernes negro, mañana, que parece querer cabrearnos todavía más que el anterior. Los protagonistas de la jornada serán probablemente los peajes blandos que propone Esperanza Aguirre porque «no tiene más remedio», según dice; y las próximas medidas a aplicar al copago sanitario, una vez cerrado el capítulo del copago farmacéutico.
Lo de los peajes blandos me parece ya la enésima tomadura de pelo. Aquellos que quieran usar el coche, además de asumir el gasto en combustible, y los impuestos que supone de recaudación del Estado; vamos a tener que pagar sí o sí en las carreteras. Porque las autopistas son de pago, pero las autovías son la única opción para muchos ya que no hay otra red de carreteras alternativas.
El discurso de «no hay más remedio» me parece como poco cansino. ¿Por qué le pagamos a Esperanza y a toda su cuadrilla por hacer lo que hacen? Pues por si se les olvidó por buscar la mejor solución, no por decir no hay remedio. Siempre hay más salidas.
En cuanto a lo del copago sanitario, ya me han dejado sin palabras. Menos mal que no iban a tocar Sanidad, y a lo de las medicinas, y lo de que los mayores de 26 años nos quedemos fuera de la SS, se suma ahora que la comida, la estancia o incluso los exámenes rutinarios puedan recaer sobre nuestro bolsillo. Y yo me pregunto, ¿esa teoría liberal del PP de pagar por lo que usamos no debería suponer que entonces se nos quita la carga impositiva que ya pagamos en los demás impuestos? Claro si nos cobran dos veces por lo mismo, mejor. Pero mejor para el bolsillo de los que suman entre cargos esos 100000 euros anuales que algunos no ven a lo largo de su vida. ¡Qué país!