Arnoldo Alemán, para los que estén fuera de onda en política Latinoaméricana, es el anterior presidente de Nicaragua que gobernó el país desde 1997 a 2002. Evidentemente, hasta aquí, no hay ningún problema. El rpoblema viene cuando empezamos a ver más allá de la historia de este señor, Arnoldo Alemás, un delincuente fraudulentamente absuelto que consiguió el sobreseguimiento de su caso, en el que se le había condenado a 20 años por corrupción, y ahora pretende presentarse alas presidenciales de este año.
¿Hasta que punto es lícito que un delincuente se presente, no ya, como ocurre en España a unas municipales, sino a unas elecciones legislativas? Lo cierto es que lo único que puede desencadenar son problemas y más problemas. No se puede poner al frente d eun país a una persona que tiene cuentas pendientes con la ley, básicamente y sin entrar en juicios morales, por dos razones fundamentales: imagen exterior, ejemplo al ciudadano. Imáginense si los presidentes del mundo fuesen todos delincuentes ¿hacia donde iríamos?
Algunos de los datos del anterior mandato del presidente Arnoldo Alemán, sacados a la luz mediante un cable Wikileaks son: «Mientras Alemán fue presidente, él y su familia robaron aproximadamente cien millones de dólares al pueblo de Nicaragua a través del saqueo del tesoro nacional y de las cuentas de los diferentes ministerios y agencias, controladas por sus corruptos asociados”.
Y ya imagino yo, que más de uno me dirá ahora que es todo una manipulación a la americana, porque esa suele ser la filosofía en Latinoamérica que vence, como en el caso de Chávez. Bien, la fuente es clara, Wikileaks jamás mostró ninguna condolencia por sacar las más temibles verdades de los EE.UU, por tanto, sinceramente, creo yo, que visto como van las cosas en Latinoamérica, los nicaragüenses se merecen algo mejor no?