Como si de un inmigrante se tratase, un militar, concretamente un legionario, intentó la noche del pasado domingo llegar a España a nado desde Marruecos y hasta Ceuta. Sin embargo, la Guardia Civil lo confundió con un inmigrante, de los muchos que cada día y especialmente cada noche intentan entrar de forma ilegal a nuestro país, y lo detuvo.
¿Y por qué se arriesgó el legionario a llegar a Ceuta de esta forma tan peculiar, original y, sobre todo, ilegal? Pues por algo tan simple como haber perdido ese fin de semana su documentación en Marruecos y por no haberle dejado las autorides marroquíes salir del país por carecer de papeles.
Seguramente hubiera sido mucho más fácil, rápido y menos llamativo y aparatoso acudir al Consulado Español en Tetúan que nadar hasta Ceuta, pero este joven legionario de 27 años prefirió armarse de un traje de neopreno, una mochila y un walkie-talkie y lanzarse a la aventura o, mejor dicho, al agua.
¿No se supone que los militares, los legionarios, al igual que el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, están para que se cumpla la ley y para velar por la seguridad de los ciudadanos? ¿Y no se supone también que deberían dar ejemplo a esos ciudadanos con su comportamiento correcto o, como mínimo, cumplir la ley? ¿En qué estaba pensando este chico cuando decidió salir de Marruecos y llegar a Ceuta, donde trabaja como legionario, a nado?
Desde luego, si lo que quería era llamar la atención y lograr sus minutos de gloria, lo ha conseguido. Aunque es una lástima que no sepamos cómo se llama y que lo que podamos pensar de él después de esta peculiar hazaña no sea precisamente muy positivo. Al menos en mi caso.
Fuente | La Razón