Todavía estamos a la espera de respuestas en libia. Respuestas de un Gadafi que sigue convencido de su guerra camino a convertirse en un mártir de una revolución que el mismo fundó y con la cual puede orgullecerse de haberse vuelto rico, rico y prepotente, viajando por el mundo con su jaima, como lo recordamos a través de las imágenes. Pero que Gadafi es un dictador no es nada nuevo. Lo sabíamos todos. Lo sabíamos todos cuando lo recibíamos en nuestro territorio. Lo sabía Berlusconi cuando dejaba que Gadafi en tierras italianas hiciese aquello que le parecía oportuno dejando quedar, la imagen de su país, todavía más bajo si se puede de lo que ya lo hace en ocasiones más que habituales Il Cavagliere. Pero, el premier italiano es solo un ejemplo, de los que han sido tantos.
Y con esto, solo pretendo plantear una reflexión, una reflexión de una Europa que ha estado hasta ahora callada. Y no solo con Libia, sino con Marruecos, con el Sáhara, con Irán, con Arabia, con Egipto, con Túnez, y con tantos otros. Y es una Europa, que no es valiente, porque cuando pudo hacerlo no les enfrento, no le cerró las puertas, porque aquellas eran tierras ricas, tierras de las que se podía sacar provecho. Y hoy, con la invasión de Libia, que tantos claman como error no hemos hecho más que lo justo, lo que teníamos que haber denunciado, hace ya tanto tiempo.