A Sarkozy no dejan de lloverle problemas. Ya le han convocado más protestas para el martes y la situación no hace más que empeorar. El aeropuerto parisino funciona gracias a los depósitos de reserva.
Mientras fuentes del gobierno aseguran que son 200 las gasolineras que se han quedado sin carburante, fuentes de la principal compañía del país afirman que son casi 400 las gasolineras afectadas, y sólo contando aquellas de su red.
Pues, si siguen así las cosas, al señor Sarkozy no le quedará otra que dar marcha atrás, o al al menos hacer alguna enmienda que complazca a los franceses, que no parecen dispuestos a tirar la toalla de forma sencilla.
Sin embargo, el ejecutivo sigue firme. Y aunque ha reconocido que la calle ha hablado, y que la democracia ha dado opción a la expresión de la opinión de la ciudadanía; ahora es el ejecutivo quien tiene que aprobar la ley porque es lo más racional para el porvenir de Francia.
Noticia | El País