La verdad es que viendo como la campaña política venezolana se está viendo desde otros países, incluida España, yo empiezo a sentirme bastante poco identificada con la imagen que se transmite. Y es que yo soy venezolana, nacida en Venezuela y que he pasado allí muchos años de mi infancia y de mi adolescencia. Para mi Venezuela es mi país. España también, por supuesto. Y prueba de ello son mis dos nacionalidades. Pero así como en el mundo a los españoles los ven como flamenco, toros y olé. Y poco de eso es cierto. Pareciera que ahora se quiere mitificar la imagen del venezolano como el hombre místico que no se pregunta por los discursos que el señor Maduro hace y que se cree prácticamente todo lo que se le dice como si fuese un ignorante al que le han lavado el cerebro.
Cabe destacar que además de la Venezuela de Maduro hay otra Venezuela. Una Venezuela que nunca o solo al principio apoyó a Chávez. Una Venezuela que cree en la revolución, pero en la democrática, en la del bien común y en la de un país de progreso y de bien; no en la de una dependencia de Cuba, de regalar sus recursos a cambio de limosna y de dividir a su sociedad entre los que tienen las migajas que le sobran al régimen y son «patriotas» y entre los majunches capitalistas que odian al régimen.
Yo la verdad cada día me siento más orgullosa de formar parte de esa segunda Venezuela. La de los majunches capitalistas. Y si el presidente va a ser Capriles mucho mejor. Porque a ese señor se le nota que le quiere al país, por no olvidar que es uno de los pocos líderes que parecen tener los pies en la tierra en Latinoamérica, porque se mire para dónde se mire, de Norte a Sur hay mucho loco suelto. Y no hablo únicamente de Raúl Castro.
Pero habiendo dejado ya claro que a España la información llega a cuentagotas y que muchos periodistas por no conocer la realidad del país la tergiversan y acaban poniendo a esa Venezuela que Maduro pretende representar, una Venezuela de ficción. de mentira, de autobuses que van a mítines comprados, de colegios que se cierran obligando a los profesores a acudir a la campaña, o de salarios que se obliga a donar a los funcionarios públicos al partido porque son revolucionarios, como la Venezuela. Y esa señores no es la Venezuela de verdad.
Y aunque estoy convencida de que el 14A se va a firmar una nueva historia de David contra Goliat. Porque David triunfará. Para los que prefieran seguir viendo al venezolano como el que cree en mitos llaneros y en espíritus indígenas, hay les dejo un detalle; en ruso Radonski significa presidente. O sea que el destino podría decir que Henrique Capriles Radonski será el próximo presidente de Venezuela