Escraches ilegales ¿Seguimos en democracia?

ana mato

Llegados a este punto de la película en la que vive España, en la que las noticias económicas son solo varapalos, en los que el empleo no crece, pero parece que el gobierno tiene otros números que los ciudadanos no sabemos interpretar, y con algunas declaraciones de algunos ministros como Wert, que aseguran que los ministros no tienen porque ser inteligentes, yo la verdad es que me preguntó en que tipo de país estamos viviendo. Y aunque probablemente en 2013 a nadie se le ocurriría pensar que en España vivimos una democracia, visto lo visto, a mi me parece que solo porque vamos a las urnas lo sigue siendo.

Me refiero al tema fundamentalmente por la última de las reformas del gobierno, por esas en las que se han declarado ilegales los escraches. Vamos, que ahora los ciudadanos tenemos que oir, ver y callar. Aunque sinceramente, viendo las normativas de muchos de los ayuntamientos gobernados por el PP que parecen haberse aprobado por la misma regla, y que prohiben desde jugar al dominó a hablar alto o reunirse a varias personas en el mismo lugar público, tampoco sé muy bien de que nos extrañamos.

Aunque en realidad nos hemos acostumbrado mucho a eso de que se aprueben las normas, y que como nadie hace que se cumplan, pues vamos pasando. Hasta el día en que nos apliquen la normativa, y en la que nos vamos a encontrar todos boquiabiertos. Además de eso, ahora no podemos increpar a los políticos, y yo me pregunto ¿para qué nos sirven los políticos? Ellos hacen las reformas que les da la gana gracias a una mayoría absoluta que de democrática tiene poco. Rechazan las enmiendas populares que hace la ciudadanía. Nos prohiben ver al presidente en rueda de prensa y en su lugar ponen una cámara. Y ahora, no nos dejan protestar por lo injusto de los decretazos que aprueban, porque molestamos a sus majestades. Pero ¿se habrán preguntado ellos cuanto molesta perder una casa, cuanto no tener trabajo, o simplemente que el sueldo no llegue a final de mes? Quizás lo que falta son menos leyes y un poquito de cordura y de humanidad.