El eterno rescate o no rescate a Grecia está colocando no solo al mundo helénico en una posición más que complicada, si no que con el a toda la Eurozona, que ve como la bancarrota está próxima. Así, la parte del préstamo que Atenas pensaba recibir este mismo mes, se pasa a octubre, justo antes de que el gobierno se quede a cero euros.
Y a mi se me ponen los pelos de punta. Porque si se cae Grecia, no solo se caerán los intereses de los bancos alemanes y franceses, si no que se caerá toda una filosofía y una razón de ser que hemos tardado muchas décadas en hacer crecer. Una Europa unida, que nunca lo fue y que en las situaciones difíciles, en las que las mejores familias permanecen unidas, ha demostrado ser de las más débiles.
Discutir si el rescate es o no es justo. Discutir si el gobierno griego lo ha hecho bien o mal en las anteriores legislaturas no es el tema actual. El tema actual es sacar a Grecia sea como sea del agujero y prevenir futuras situaciones para Irlanda, Portugal y la gran Italia. Hechas las cuentas habrá que pedir responsabilidades, esas que siempre se eluden, y no responsabilidades al pueblo que no ha hecho si no pagar sus impuestos, si no a la clase política.
Y una vez que Grecia y el euro estén a salvo habrá que plantearse las medidas que en un momento planteo Merkel, medidas que si los gobiernos locales no saben llevar a cabo, tendrá que venir Europa a gobernarles. Y eso, no es ni perder la dignidad ni nada de lo que nso cuentan algunos de los chupópteros. ¿No aceptamos el dinero? ¿Hicimos con el lo mejor que podíamos? Si no es así, entonces Europa y todos los ciudadanos tiene derechos a pedir explicaciones. Les guste a los presidentes o no.
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