Parece que a Grecia Europa le da la mano, pero por detrás le llega una buena puñalada. Europa parece estar de acuerdo en dar luz verde al nuevo plan de financiación helénico, pero tiene claro una cosa, eso supondrá que Grecia tendrá que aplicar todavía más recortes, o lo que es lo mismo: subir impuestos, rebajar pensiones y despedir a miles de trabajadores del sector público aumentando las listas del paro. Por si ya fuesen pocos los rquisitos, oposición y gobierno tienen que ir de acuerdo, y parece que la derecha, en la oposición no está por la labor.
Es más, el jefe de la oposición ha asegurado en Bruselas que no votará sí, y que pretende hacer que en Grecia funcione todo lo contrario, reduciendo los impuestos para que el paro no continúe ascendiendo a ritmos insólitos y que no se vayan tantas empresas como hasta ahora. Pero para Europa no hay plan B. Y claro, la propuesta de la derecha puede parecer muy buena para la gente, sino fuese porque el inicio de toda esta crisis lo originó precisamente ese gobierno camuflando las cifras reales. Y ahora, la derecha y la izquierda siguen viviendo bien, mientras los griegos, porque no los políticos griegos, sino la ciudadanía, está al borde de la bancarrota.
