Es verdad que los políticos se demuestran tales en las situaciones más difíciles. Es ahí cuando vemos su verdadera cara. Y la de Evo Morales, después de tanto tiempo y tantas absurdidades que hemos tenido que soportar, como el caso de la cocaína y su defensa por parte del presidente, se ha visto de verdad estos días. La represión que llevo a cabo contra los indígenas de los que el dice formar parte y que le dieron su voto ha sido tan burtal que ha provocado la dimisión de varios ministros. ¿Y que hace el presidente de Bolivia? Nada, como casi todos los presidentes, pedir simplemente disculpas.
Muy señores míos, las disculpas puede que le valgan a la Iglesia, pero en el mundo del día a día, cuando uno comete un delito paga. Y yo aún estoy esperando a ver como todos los políticos pagan por los suyos. Y en el caso de una represión tan brutal con el que es no solo su pueblo, si no su etnia, Evo morales, si tuviese decencia debería dimitir. Porque si al trono lo llevo el voto indígena con promesas que le costaron la llegada a la presidencia; ir en contra de ellos, debería automáticamente revocarlo del poder. Pero claro, la lógica cuando la silla es la del poder, no funciona de forma bilateral.
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