España se ha enfrentado al mundo, o por lo menos a la ONU, con tal de contentar a Marruecos. Así de simple. Porque eso es precisamente lo que ha ocurrido. España ha extraditado y ha entregado a Rabat al melillense de nacionalidad belga Alí Aarrás acusado por Marruecos de terrorismo por los atentados de Casablanca de 2003. Nuestro país no ha dudado en extraditar a este ciudadano, que ahora se encuentra en una prisión marroquí, incomunicado, tal y como estaba en nuestro país, en eso no ha cambiado mucho.
Sin embargo, lo más llamativo de todo este asunto es que España ha entregado a este ciudadano belga a Marruecos después de haber rechazado la extradición de otro presunto terrorista melillense pero, oh, sorpresa, de nacionalidad española. ¿Por qué se niega a entregar a Marruecos a un ciudadano español y, por el contrario, no duda a la hora de entregar un ciudadano belga?
Y todo para contentar a Marruecos. Una nueva bajada de pantalones. Porque España ha preferido obedecer a Marruecos aunque para eso haya tenido que llevarle la contraria y desobedecer a la ONU. Porque el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ya le avisó a España hace un mes de que no extraditara al melillense con nacionalidad belga. Pero tanto la Audiencia Nacional como el Consejo de Ministros hicieron oídos sordos.
Pero la ONU no es el único organismo que se ha mostrado contrario a esta decisión de España. Amnistía Internacional también ha puesto de manifiesto la mala actuación de España y ha recordado los continuos abusos cometidos por las fuerzas de segurida marroquíes.
Por si no fuera suficiente, el propio presidente de Melilla, el popular Juan José Imbroda, también se mostró contrario a esta decisión de nuestro país. Así las cosas, parece que todo el mundo tiene muy claro que España se ha equivocado. Todo el mundo, menos el propio Gobierno, claro, algo que, por otra parte, tampoco nos pilla por sorpresa.
¿En qué está pensando el Gobierno de Zapatero con actuaciones como esta? ¿Qué espera conseguir? ¿Realmente le compensa tener contento a Marruecos aunque eso implique tener descontento a todos los demás? ¿No le parecen más que suficientes las bajadas de pantalones que nuestro país ha tenido en los últimos meses frente a Rabat? Aunque es triste y decepcionante, parece que no.
Fuente | El País