Yo no soy catalana. Ni vivo en Cataluña. Quizás eso me haga tener una visión más objetiva de las elecciones catalanas del 25N, que se convocan con solo dos años de legislatura del señor Artur Mas y que además vienen con un cargado carácter de independencia que quiere camuflar la que es la realidad económica de la región, o quizás todo eso haga que alguno de los catalanes que la siguen me diga que no tengo ni idea porque no comprendo la que es su realidad. Todo puede ser. Pero como estamos en democracia, les voy a contar lo que veo yo que son estas elecciones catalanas del 25N
Cuándo hoy he visto los programas electorales de los principales partidos me he dado cuenta de que todos, y quiero decir todos los grandes han perdido el norte. Y es que ninguno habla casi de lo que hay que hablar, y todos se han entusiasmado en hacer un discurso en torno a la independencia o a la no independencia. CiU, como buen gobernante que tira la piedra y esconde la mano habla de entrar como Estado europeo en 2020; el PSC quiere que sea posible convocar un referendum reformando la Constitución, es decir que busca dejar la puerta a la independencia; y el PP por todo lo contrario, por dejarlo todo como está y alude a una pequeña reforma del Estado de las Autonomías para calmar los ánimos.
O sea, qué a ninguno de ellos le preocupa el paro, los impuestos a los que se enfrentan los catalanes, la pobreza que se vive entre su gente, los deshaucios, la falta de empleo para los jóvenes… Vamos que los problemas de los catalanes han pasado a un segundo plano por una absurda cortina de humo que a unos y a otros les ha venido muy bien. Y aunque yo ya hice lo propio en las elecciones gallegas, que eran en las que estaba convocada a votar, creo que los catalanes deberían despertar y votar o en blanco o por quién proponga soluciones. Y ninguno de los grandes partidos lo hace. Quizás así, la clase política se de cuenta de que no nos gobiernan a su libre antojo.