Gobernar no es sencillo, y parece que el PP lo sabe. El gobierno va con una de cal y otra de arena: ahora plantean la dación de la casa para cancelar hipoteca. Y es que tras un fin de semana acalorado de las protestas y de la actuación policial en Valencia, lo cierto es que el PP se ha dado cuenta de que la mejor forma de calmar los ánimos es ponérselo fácil a los que lo están pasando mal, y de paso culpar, sin hacerlo público al que parece ser el enemigo público de la crisis de este país: la banca.
Así, De Guindos, al que ya empiezo a tener cariño porque siempre está dando buenas noticias, asume que están en negociaciones con los bancos, para plantear la posibilidad de que la vivienda hipotecada pueda ser el objeto de la cancelación de la deuda, para que se paguen antes los capitales que los intereses, y para que aquellos que no tienen nada más puedan tener un plazo de dos años, antes de que el banco les embargue.
Todo muy bonito, y la de cal nos gusta. Pero lo que no me ha gustado tanto es aquello de «los que no tienen nada más». ¿Qué significa? Porque todos sabemos que a valoraciones subjetivas es difícil caer en problemas que causan injusticias. Y no me extrañaría nada que muchos de los ricos se hiciesen pasar por pobres y que los pobres no viesen como se aplican estas medidas por juicios poco bien valorados. Pero bueno, un voto de confianza se lo vamos a dar. Al menos para ver si ponen en su sitio a los bancos.
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