En un artículo que leí en El Universal, firmado por un reconocido periodista venezolano llamado, Agustín Blanco Muñoz se hace una especie de plegaria a Dios para que «ayude» al pueblo a salir de la confusión en la que se encuentra.
La carta, que podéis leer en en el enlace superior, me hace pensar en la situación que vive el pueblo venezolano y cómo un político es capaz de convertir con buenos asesores a un país totalmente capitalista en uno directo al comunismo, haciendo de sí mismo un héroe que salvará a su pueblo, cuando en realidad le está llevando a la ruina.
Un plan al comunismo detallado y planificado
Una estrategia de marketing político muy bien estructurada. En eso consiste el chavismo. Un pueblo que antes de Chávez estaba cansado de políticos de derechas y de izquierdas que robaban a su antojo, y que confió en un líder que les prometía la luz. Sin embargo, poco a poco, la ilusión se fue desvaneciendo, y empezó a generarse un profundo miedo, y una profunda soledad. Una soledad individual, porque la sociedad ya no funciona. Se ha bipolarizado. Y dividir pueblos nunca ha traído buenas consecuencias.
Romper con el miedo a votar
Bajo mi criterio, si el miedo no sigue pudiendo con la conciencia, las ganas de progreso y el porvenir de un futuro mejor para los venezolanos, lo cierto es que este 26 de septiembre las cosas deberían cambiar en Venezuela. Deberían cambiar porque el pueblo se merece algo mejor. Y deberían cambiar porque la historia ya ha demostrado que el comunismo sólo trae pobreza, desolación y soledad. Y un pueblo nunca querría eso para sí mismo.
Por tanto, cruzo los dedos para que las trampas a las que ya el oficialismo nos tiene acostumbrados no se produzcan y que esas elecciones sean legítimas, y sean legitimadas por un pueblo que no tienen miedo a expresar su opinión, que no tiene miedo a salir a votar y un pueblo que quiera luchar por una Venezuela mejor, por una Venezuela que avance.