La verdad es que a muchos de los que creemos en las informaciones veraces y no nos hemos dejado engañar por una campaña de desinformación llevada a cabo por el gobierno oficialista, encabezado por los hombres fuertes de Hugo Chávez y que desde que se le ha detectado el cáncer a Chávez no han hecho sino encadenar mentiras una tras otra. Quizás las más graves en plena campaña, en la que aseguraron que el entonces candidato a presidente se había curado, para seguir mintiendo en su estancia en Cuba para «operarse» y estos casi 90 días de ausencia que se cumplen desde el viernes. Y tres meses sin Chávez eran mucho tiempo. Pero no para el equipo de desgobierno venezolano, sino para los estudiantes que son al final los que han presionado para que se diera la información.
Lo he dicho otras veces. No se puede mentir todo el tiempo, y en política, es verdad que casi siempre más tarde que pronto la verdad emerge. Pero lo que me preocupa ahora, como venezolana que soy, además de española (Vaya suerte la mía con dos pasaportes y desgobiernos a uno y a otro lado del Atlántico), ya no es Chávez, por el que no siento ninguna pena. Y no me salgan con el cuento de que es un ser humano, porque lo será en el sentido literal, porque en el figurado, para ser humano hay que demostrar muchas cosas en vida, y no me sirven los peloteos ahora que se ha muerto, como ya se ha adelantado nuestro Margallo. Lo que me preocupa es que la democracia no llegue nunca.
De momento, el ejército está en las calles. Y tal día como hoy en 1989 empezaba el Caracazo, una protesta que consiguió cambiar las cosas que lideró el pueblo. Un pueblo con el que Chávez intentó asimilarse, pero que a día de hoy sufre las consecuencias de la falta de alimentos, de medicinas y de casi de todo teniendo una de las mayores reservas petroleras del país. También tal día como hoy se moría Stallin, pero en 1958. En fin, puede que sean casualidades del destino, pero a mi parecer no ha sido sino un golpe mestro en la estrategia chavista de mantenerse en el pdoer en base a simbolismos. Porque la bandera, la identidad cubana, el rostro modificado de Bolivar y las gorras que usan los oficialistas son solo eso. Pero los símbolos son los que hacen que la base de un pueblo que no tiene recursos culturales se crea hasta la mayor patraña. ¿Cáncer que se inyecta? Todo es posible si se le habla a alguien que solo dice Yo soy Chávez.
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