Chile lanza una polémica campaña contra el maltrato a las mujeres

El gobierno de Chile ha puesto en marcha una agresiva y polémica campaña contra el maltrato a las mujeres. El eslógan de la campaña es: «Maricón, el que maltrata a una mujer. La violencia intrafamiliar es un delito, pero hay una salida. Infórmate, esto debe cambiar».

La campaña ha despertado una gran polémica y no ha dejado a nadie indiferente. Los que primero se sintieron ofendidos fueron los homosexuales. Sin embargo, tras la sorpresa inicial el colectivo homosexual de Chile dio el visto bueno a la campaña y se sumó a ella. Afirman que no se sienten atacados o discriminados y que de esta forma se llama la atención de los hombres, de los machos, y se les recuerda que pegar a una mujer no los convierte en más hombres, sino en todo lo contrario, en cobardes y poco hombres.

En Chile, un país con 17 millones de habitantes, casi dos millones de mujeres sufren violencia de género y cada semana una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja. Además, una mujer tarda una media de siete años en denunciar a su agresor y el 73% de las mujeres asesinadas no habían puesto ninguna denuncia. La campaña finalizará el próximo 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género.

Resulta paradójico que, en general, nos escandalicemos más por una campaña como esta que por datos tan duros como los de la violencia de género en Chile y, por supuesto, en España, ya que en nuestro país en lo que llevamos de año han muerto ya casi 60 mujeres por los malos tratos de sus parejas o ex parejas.

Si la violencia de género es dura, cruel, injusta y produce dolor, sufrimiento, rabia y tantas otras cosas, parece lógico que las campañas que pretenden concienciar a la sociedad de erradicar esta lacra tengan que ser también igual de agresivas, contundentes y directas.

No entiendo el revuelo y la polémica que ha suscitado esta campaña en Chile. Como tampoco lo entendería si hubiese ocurrido en nuestro país. Lo que de verdad debería preocuparnos no es cómo es una campaña, sino el hecho de que : a los agresores, a las víctimas y, por supuesto, se tengan que seguir realizando campañas como esta para concienciar a toda la sociedadtambién a todos los demás que, muchas veces, con nuestro silencio somos cómplices. Eso es realmente lo triste y lo que debería darnos vergüenza y hacer que nos llevemos las manos a la cabeza. Lo que debería escandalizarnos y ofendernos no es una simple campaña, sino la causa que obliga a los gobiernos a realizarla.

Fuente | La Razón