Cataluña prohíbe las corridas de toros

La iniciativa legislativa popular fue aprobada por 68 votos a favor y 55 en contra. Nueve diputados se abstuvieron en una votación en la que los representantes de los dos principales partidos, Convergencia i Unió y Partido Socialista de Cataluña, contaron con libertad de voto.

«Se ha escuchado el grito de una sociedad que se replantea sus propias tradiciones», dijo Anna Mulá, de la plataforma Prou! (Basta!), que propició el debate parlamentario gracias a la recogida de 180.169 firmas.

«Más allá de la tradición y la plasticidad, sobre la arena se mata a un ser vivo (que cuenta) con un sistema nervioso. Si somos capaces de acabar con la crueldad seremos capaces de acabar con la brutalidad del mundo», añadió Mulá durante su intervención previa a la votación.

Reflejo de la enorme expectación generada por el debate, la tribuna del Parlament estuvo repleta de invitados, desde los partidarios de la prohibición, que estallaron de júbilo por un resultado que entienden que pone fin a la crueldad hacia el animal, hasta toreros y ganaderos, abatidos por que se acaba una tradición cultural de siglos.

«No es un espectáculo cruel. Justo lo contrario. Es un espectáculo que crea arte: donde hay sentimientos y una lucha entre el toro y la persona, en la que ambos pueden perder la vida», dijo a Reuters el torero Serafín Marín, presente en la tribuna.

En la sesión parlamentaria en la que los representantes políticos presentaron sus argumentos, los representantes de partidos nacionalistas como CiU y ERC defendieron la conveniencia de prohibir las corridas, una medida legislativa que supondrá un coste de entre 300 y 500 millones de euros – unos 40 euros por ciudadano catalán-, según los datos aportados por la Plataforma de Difusión de la Fiesta.

«Hay algunas tradiciones que no pueden permanecer congeladas en el tiempo mientras la sociedad cambia. No tenemos que prohibir todo, pero las cosas más degradantes deben ser prohibidas», dijo Josep Rull, de CiU.

«Votamos a favor del respeto a la vida y el rechazo a las torturas, por el progreso moral que nos ha permitido avanzar a lo largo de la historia; por un futuro mejor, por un futuro que no nos avergüence», añadió el presidente de Esquerra, Joan Puigcercós.

Los diputados contrarios a la prohibición criticaron un debate que en su opinión se debe a una cuestión identitaria movida por el sentimiento separatista de Cataluña respecto a España.

«Dejen ustedes de borrar la Cataluña real, dejen que los ciudadanos pongan la bandera que quieran, dejen que los ciudadanos vayan a los toros si quieren (..) quieren eliminar todo lo que huele a que Cataluña forma parte de España», dijo el portavoz del Grupo Mixto, Alberto Rivera, al explicar su postura contraria a la prohibición.

Desde el Partido Popular, su presidente, Mariano Rajoy, anunció que su formación buscaría que los toros fueran reconocidos bien de interés cultural, algo que ya han hecho las autoridades ‘populares’ en la Comunidad de Madrid, una región con gran tradición taurina y la Comunidad Valenciana.

RESPETO A UNA DECISIÓN SOBERANA

El presidente de la Generalitat, José Montilla, aficionado a los toros, dijo que la votación no era un «termómetro» de las relaciones de Cataluña con España, apenas un mes después de que el Tribunal Constitucional rechazara algunos puntos del Estatuto de autonomía, entre ellos el que identificaba a Cataluña como «nación» y el que daba prevalencia al catalán frente al castellano.

«Espero moderación y sentido de la responsabilidad» respecto a esta votación, dijo Montilla, que añadió que votó en contra de la prohibición.

«Hubiera preferido que la continuidad o no de las corridas formara parte de una decisión tranquila y normalizada de los hábitos sociales de los catalanes y en consecuencia también de la imparable cultura en favor de los derechos de los animales antes que por cualquier imposición legal», añadió

Su postura es similar a la de los pro-taurinos, que eran partidarios de que la fiesta acabase muriendo por sí misma en una comunidad donde las corridas tienen poca raigambre, y que ahora esperan que la medida sea recurrida en los tribunales.

«Habíamos pasado mucho tiempo sin prohibiciones y eso es lo que más duele. Lo lamento por los aficionados de Barcelona, que es una gran ciudad taurina y que ahora tendrán que irse a Francia o a otros puntos a seguir su afición», dijo a Reuters por teléfono Luis Villanueva, integrante de una tertulia taurina en la localidad gaditana de Jerez de la Frontera.

Con esta decisión, Cataluña se convierte en la segunda comunidad autónoma que prohíbe los toros, después de que Canarias hiciera lo propio en 1991.

Aunque existen pocos estudios al respecto, los grupos antitauromaquia y de defensa de los derechos de los animales citan un sondeo de Gallup realizado en 2006, según el cual el 72,1% de la población española afirmaba no tener ningún interés por los espectáculos taurinos, llegando al 81,7% en las personas con edades entre los 15 y los 24 años.

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