Parece que lo de ojo por ojo y diente por diente no lo aplican solo los ciudadanos comunes, si no que en política la cosa parece que funciona. La última noticia del tipo nos llega desde brasil y la verdad no creo que le haga mucha gracia a los españoles que por razones de turismo, o por las cada vez más comunes razones de trabajo tengan ganas de irse al que promete ser en pocos años una gran potencia mundial.
Sin embargo, y aún a riesgo de parecer que no defiendo a los españoles, me parece que la moneda con la que nos han pagado es de recibo. Al fin y al cabo el que avisa no es traidor. Y para los que estén fuera de onda les cuento que Brasil nos paga con la misma moneda a los ciudadanos españoles que con la que nosotros les pagamos a ellos. Así desde hoy mismo el español que quiera ir a Brasil necesita billete de ida y vuelta, 80 euros para cada día de estancia, y o reserva de hotel o carta firmada ante notario por el ciudadano que lo va a albergar.
No es ni más ni menos que lo que el gobierno español le pide a los nacionales de Brasil y tras varias polémicas por brasileños que llegaban a Barajas y eran mandados de vuelta, el gobierno carioca nos ha aplicado las mismas leyes. Y aunque sea justo y de recibo, al final quienes pagamos las culpas somos los ciudadanos de uno y otro lado del Océano, que simplemente buscamos un poco de diversión, visitar a algún familiar o un mejor puesto de trabajo. ¡Qué se le va a hacer, un mundo de locos!