Desde luego que el que quiera uno de esos que dice el dicho de mal de muchos consuelo de tontos, puede conformarse con que si sus cuentas están justas, y llegan al cero, pero se mantienen, entonces son de los pocos españoles que cumplen. Al menos si los comparamos con las cuentas públicas que llevan años en números rojos. Y si la Economía del Estado empieza a sanearse pero aún se queda con un déficit importante recién negociado con Bruselas; y las Comunidades Autónomas están muchas al borde de la bancarrota cotizando ya como bonos basura, a los Ayuntamientos les salen los colores, porque los hay que ni vergüenza tienen.
Y ya que hablamos de los Ayuntamientos, a los que les toca dar cuentas al Estado y en particular a Montoro, porque muchos ya se han acogido al plan de proveedores, lo que indica que la gestión de los dirigentes locales, los cuales de responsabilidades cero y de saber hacer casi diría se quedan como las de sus bancos, en números rojos. Y así, empezamos ya a hablar de recortes en los sueldos de los funcionarios públicos de los ayuntamientos, y de paso de recortes de personal, porque no puede ser que en centros con menos de 10.000 habitantes trabajen más de 20 personas como administrativos y para pedir un documento de empadronamiento o unos papeles de archivo se necesiten más de 3 días.
¿A qué se dedica toda esta gente? Pues como buen español a chupar del bote. Y claro así sumamos que a cambio de alcalde se suma que la familia y amigos tienen que tomar parte en el cargo, aquí la sopa ya no da para tantos. Así que ahora que toca echar cuentas, menos mal que siempre queda alguno que ha cambiado de gobierno, y siempre le puede echar las culpas al anterior. Porque si no, pobres de ellos.