Se va a cumplir un año desde que el movimiento 15M mostró al mundo que es capaz de unir a las personas de casi todo tipo con un frente común: luchar por un mundo más justo y una sociedad en la que el pueblo cuente. Fueron muchos los medios de comunicación que desde un primer momento proclamaron la criminalización del movimiento, fueron muchos los ciudadanos que creyeron que los que estaban en Sol eran unos piojosos sin trabajo y sin ganas de buscarlo. Otros les tacharon de antisistema, y muchos otros de los hippies del siglo XXI. En fin, que todo aquello es lo que todavía desde muchos sectores quieren revivir, y hoy, desde nuestro blog vamos a enseñar la cara que ellos no quieren que veamos de esos indignados del 15M.
Nos hemos hecho eco con algunos de los mensajes que recogen en El País y que vienen a escenificar muchos de los propósitos que se recogen en sus manifiestos, y aunque es cierto que en ciertas cosas puede que muchos ciudadanos difiramos, no creo que la política sea uno de ellos, y quizás vamos los más incrédulos me den la razón justo a continuación:
Eso de escaparse de la prensa y dar informaciones fuera del país no nos gusta ¿Y a ustedes?
Irse de rositas, sin devolver lo robado ni cumplir con la cárcel es injusto. ¡Hay que cambiar la leyes!
Los olvidados referendum deberían ser norma cuando se cambian cosas que ni van en el programa y son importantes para el país: educación, justicia y sanidad deberían ser entre otras cosas lo primero a entrar dentro de votación popular. Y popular es el pueblo, no el PP.
Lucha anticorrupción y dejarnos de favoritismos políticos son algo por lo que muchos luchamos y que queremos se haga realidad.
Lo mismo y además acabar con el fantástico Hondt que le da mayoría absoluta a partidos que no la merecen con solo 300000 votos más que en la legislatura que perdieron el poder.
Y ahora ¿qué me dicen? ¿Son de verdad los indignados unos antisociales? ¿O es solo lo que quieren hacernos ver para que no nos unamos y hagamos fuerza ante los políticos privilegiados de toda la vida?
Más info | El País