29M: La otra cara de la huelga

Partiendo de la base de que el derecho a huelga está recogido en la Constitución Española, y demos gracias de que así sea; y de que el derecho al trabajo es un derecho fundamental de toda persona, entonces cuando se convocan huelgas generales habrá que respetar al que quiere ir y al que no quiere ir. Sin embargo, lo cierto es que ese derecho, cada vez que hay una Huelga General, en España se vulnera.

Muchos, por no perder un día de salario, y en su pleno derecho acuden a trabajar. Otros, porque no quieren más problemas de los que ya tienen en empresas que podrían cerrar por la crisis, se mantienen en sus puestos de trabajo; y muchos otros, autónomos de profesión a los que los sindicatos no representan, quieren acudir como cada día a ganarse su pan. Sin embargo, no pueden.

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Y a pesar de que el derecho al trabajo es tan constitucional como el derecho a huelga, parece que el 29M como en las huelgas convocadas anteriormente en este país, los piquetes hacen de las suyas y obligan al que quiere trabajar a no hacerlo a golpe de romper vitrinas, pinchar neumáticos, coaccionar a la gente o gritarles esquiroles.

Y yo me pregunto, el español que trabaja el 29m porque le da la gana ¿no tiene derecho a que los daños sufridos por una huelga que no secunda le sean devueltos? Si los Sindicatos convocan las huelgas tendrán que hacerse responsables de los daños que la gente ocasiona si no hay culpables conocidos. Quizás así si podríamos decir que la huelga es un derecho, porque tal y como nos lo plantean hoy es una obligación. Y obligar a la gente a hacer algo que no quiere, se llama dictadura, sea sindical o del tipo que les parezca. Y no soy una esquirol, soy solo una ciudadana indignada con lo fácil que es vulnerar derechos alegando defender al trabajador.