Ya ayer os contábamos las intenciones de Alemania y Francia de poner fin a lo que para ellos es que las crisis de los demás las carguen sus propios contribuyentes. Por eso Merkel se ha reafirmado en que debe ser el FMI quien juegue un papel protagonista, y el país afectado por la crisis quien renegocie su deuda con bancos y acreedores.
Claro que es normal que Alemania y Francia estén de acuerdo. Si yo fuese Merkel lo haría del mismo modo ¿Por qué tengo que gravar a mis ciudadanos para salvar a los españoles, griegos o irlandeses que no han hecho bien su trabajo? Pero aquí el problema es el de siempre. Que somos una Europa unida, 27 países juntos para lo que conviene, y al final, siempre mandan los mismos.
Entonces, en épocas de vacas flacas, ninguno quiere sacrificar sus propios beneficios en pro de los que están peor. Así, España, como país del otro bando, de los que están en crisis, de los que reciben la ayuda de los grandes, entre ellos Alemania y Francia, está en contra. Está en contra de medidas que le favorecen directamente. ¿Pero que pasaría si nosotros lo hubiésemos hecho bien, y estuviésemos en la posición de Alemania o Francia? ¿Diríamos que sí sin rechistar a mandar ayuda a Grecia, Irlanda, Portugal o Rumanía?
En fin, que la Unión Europea es una teoría fantástica y maravillosa, que en la práctica tiene poca aplicación. Al final cada uno cuida de sus intereses, y así, no vamos a ninguna parte.
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