Hoy ha sido un día grande para la historia de Brasil. Su presidenta, ha cambiado lo que era ya una dinámica en los últimos 10 años: abstenerse ante cualquier sanción a Irán impuestas por violación de derechos humanos y asuntos nucleares por la ONU al país que preside Ahmadineyad. Hoy, la actual presidente de Brasil ha votado Sí, un si que cambia la historia de 10 años en Brasil.
Pero detrás de esa afirmación, se esconde la que es la pretensión de una potencia emergente, el fin de convertirse en miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Una pretensión que evidentemente poniéndose contra los EE.UU y defendiendo intereses de dictadores, como se hizo en el mandato de Lula DaSilva, quedaba muy lejos de convertirse en realidad.
Yo, desde aquí me alegro. Me alegro porque me gusta Rousseff. Me gusta su estilo, y me gusta que lo que hacía bien Lula lo haya mantenido, y lo que no lo haya cambiado. Y por supuesto me gusta que América Latina empiece a tomar otro rumbo, un rumbo en el que el casi amor-odio que le tienen a los EE.UU no les haga tomar decisiones precipitadas con tal de ir en contra del grande para obtener cierta predeterminación. Bravo Rousseff
Noticia | El Mundo