El mundo es de locos. Tanto presumir de tolerancia, de diversidad y de un montón de recursos más, para al final terminar así.
Resulta que a un pastor de una iglesia fundamentalista cristiana, llamada Dove World Outreach Center en Gainesville, en los Estados Unidos, no se le ha ocurrido nada mejor para recordar a las víctimas del 11S que organizar una quema de coranes.
Pone en peligro a su propio pueblo. Incita a un enfrentamiento entre religiones. Aumenta el riesgo de atentados. Crea polémica. Y un sinfín de porqués más por los que se debería pensar un poco más e ir un poco más allá de lo primero que le viene en mente al primero de turno.
Aplicando el relativismo cultural, la integración de todos, y una rica diversidad que nos beneficie a cada uno de nosotros, el mundo sería mucho mejor. A ver si nos dejamos ya de tantas tonterías.