Los venezolanos se sienten inseguros. Y eso según muchos expertos implica todo un proceso de deshumanización. Implica que se pierdan valores que antes se tenían, como la compasión y sean remplazados por la venganza.
Como señala El Universal, el pasado viernes un señor llamado Julio Acosta se enfrentó a un efectivo de la PM y recibió un disparo en la cabeza ante una gran multitud, ya que el suceso se produjo en una transitada vía de Caracas.
En una situación normal, surgiría un sentimiento de compasión aunque ese señor fuera un criminal. Un sentimiento que llevaría a llamar a los servicios médicos cuando una multitud ve como se desangra, como sufre, como su cuerpo se llena de espasmos. Ni la policía, ni ninguno de los presentes consideraron oportuno que ese señor pudiese recibir atención médica.
Un criminal, de acuerdo, pero que no deja de tener sus derechos. Derechos que se ven reducidos porque el pueblo se siente inseguro, precisamente por los muchos criminales que andan sueltos. Derechos de los propios ciudadanos que se ven mermados por el abuso de derecho de esos mismos criminales. Derechos de un criminal que no se le dan, porque el pueblo está cansado, está atemorizado y siente una ligera tranquilidad al verlo morir. Como si parte de ese temor se desvaneciese.
Así es la sociedad venezolana de hoy en día. Así es el socialismo XXI del señor Chávez. Así es la ocultación de cifras de violencia en Venezuela, que si no se hacen públicas, digo yo que por algo de todo esto será. Porque todo un pueblo, sin motivos, no se atemoriza.
