Merkel asiste al funeral por las 21 víctimas del Love Parade

«El desfile del amor se convirtió en un baile de la muerte», dijo Nikolaus Schneider, jefe de la Iglesia protestante en Alemania, ante 550 asistentes en la iglesia del Salvador en el emotivo funeral, que fue emitido en directo por cuatro cadenas de televisión nacionales.

Veintiuna personas murieron y más de 500 resultaron heridas cuando hordas de jóvenes avanzaron a empujones por un túnel para acceder al recinto del festival tecno en una antigua estación ferroviaria en Duisburgo, una empobrecida ciudad del oeste de Alemania de 500.000 habitantes.

Merkel interrumpió sus vacaciones estivales para asistir al funeral, pero las críticas al alcalde Adolf Sauerland por el desastre del sábado se hicieron tan intensas que el político optó por no acudir al servicio religioso.

Sauerland, un alto cargo en el Partido Cristiano Demócrata de Merkel, ha sido vapuleado por ignorar las advertencias de las agencias de planificación, policías y bomberos de la ciudad, que habían avisado de que Duisburgo era demasiado pequeño para organizar el evento, con una asistencia de hasta un millón de personas.

El alcalde dijo que no dimitiría y que no era responsable de la tragedia.

«La presión sobre mí y mi familia ha sido enorme», dijo Sauerland a la televisión N24 en una entrevista. Su familia ha necesitado protección policial.

«Siento terriblemente lo que sucedió. Después de un acontecimiento como éste es fácil salir y exigir la cabeza de alguien».

«Se cometieron errores, pero estoy seguro de que puedo ayudar a aclarar lo que sucedió si sigo en el cargo. Las respuestas llegarán».

Las banderas de Alemania ondeaban a media asta en los edificios oficiales. En la ceremonia, los equipos de rescate encendieron velas por las víctimas.

MUCHAS PREGUNTAS, POCAS RESPUESTAS

El hecho de que se produjera un caos de ese tipo que llevara a tantas muertes en un país como Alemania, con sus normas y reputación de capacidad de organización, ha llevado a un examen de conciencia nacional y a indignados dedos acusadores en Duisburgo.

La policía dijo que las autoridades locales eran las responsables por ignorar las advertencias, mientras que los organizadores acusaron a la policía por dejar que entrara demasiada gente al recinto.

Algunos analistas políticos han advertido que la negativa de Sauerland a dimitir podría dañar a la CDU de Merkel porque plantea interrogantes sobre la credibilidad de los conservadores en temas de seguridad, normalmente considerados uno de sus fuertes.

Merkel no habló durante el funeral. Hannelore Kraft, jefa de Gobierno del estado de Renania del Norte-Westfalia y líder de los Socialdemócratas (SPD) de centroizquierda, dijo que había demasiados temas sin resolver sobre lo que fue mal.

«Hay demasiadas preguntas y no suficientes respuestas», dijo Kraft, conteniendo las lágrimas. Su hijo adolescente estaba en el Love Parade pero no resultó herido. «¿Cómo pudo suceder esto, a quién se puede culpar y quién es responsable? Estas son preguntas que tenemos que responder».

Schneider, el líder de la Iglesia protestante, y el obispo del Ruhr, Franz-Josef Overbeck, también hablaron en tono crítico de la falta de claridad sobre lo que había sucedido.

«Toda esta gente joven y dinámica estaba con un estado de ánimo festivo y confiaba completamente en pasar una gran noche», dijo Overbeck. «Pero entonces llegaron el caos, los muertos y los heridos. Causaron un dolor que durará mucho tiempo».

Fuente de la noticia