Para los que creen que eso de las democracias en Europa están tan instaurado que es muy difícil que llegue un gobierno ha instaurar políticas propias de otros tiempos, de tiempos de guerra y de terror como lo fueron los del nazismo; quizás han mirado mal el mapa europeo, en el que los paridos neonazis, y aquellos que proclaman consignas racistas han aumentado a medida que la crisis crece. Francia ha sido un ejemplo muy cercano. Antes Finlandia o Austria; y ya la última, es la que nos llega desde Grecia, una Grecia que está con la soga al cuello y cuyos ciudadanos ya no pueden más con tanto recorte.
Claro que esa desesperación del momento, ese perder de confianza en la crisis política, ese pensar que todo deja de tener sentido porque se han perdido todos los derechos a causa de una crisis que no ha sido culpa nuestra, hace que a veces no se tomen las decisiones más coherentes y se vaya a las urnas con esa táctica de la eliminación. Es decir, en el ejemplo de España asimilado a lo que ha ocurrido en Grecia, PP y PSOE ya no son capaces de convencer a las masas; pero ¿quién se lleva esos votos? Pues nada menos que el que prometa el cielo aunque sea camuflado con ideologías de la Segunda Guerra Mundial
Y fíjense si les hablo en serio, que Grecia perdió por aquella época al 10% de la población, cosa que no ha pasado en España, ya que con Franco apenas vivimos los coletazos de aquella guerra que enfrentaba a dos mundos. Y si aún con ello, las heridas de dolor y guerra se han cerrado y han vuelto a confiar en quien tanto daño les ha hecho ¿se imaginan qué podría llegar a pasar en España? Es como para pensárselo…