Siempre he pensado que los grandes criminales, aquellos a quiénes les sobra el dinero para sobornar, callar y comprar tienen muchos más derechos que cualquier ciudadano de bien. Si a esto le sumamos que la Iglesia esté por detrás, el cóctel explosivo se ha armado.
Roger Vangheluwe es un obispo belga que en abril fue cesado por el Papa tras confesar que había abusado sexualmente de su sobrino. Pero resulta que el crimen ha prescrito. Y resulta que el obispo había sobornado a la familia para mantener los hechos ocultos hasta que el delito prescribiera.
«Roger Vangheluwe tiene una larga carrera tras de sí y por tanto tiene derecho a una pensión completa«, declaraba el portavoz del Ministerio belga de justicia. Unos 5000 euros brutos al mes, ninguna sanción dado que el delito ha prescrito, y no se espera un proceso por parte de la Iglesia (se trata de un obispo, no de un sacerdote cualquiera). Así que Vangheluwe ha quedado limpio.
Mientras tanto sigue disfrutando de su alojamiento en la abadía de Harpigny, diócesis que administraba. Aunque señalan que esto será temporal.
Cosas del dinero y del poder. Así es el mundo en el que vivimos