Parece que hay cosas que todavía son increíbles en pleno Siglo XXI. Y es que el otro día el Papa Benedicto XVI dijo una verdad religiosa como una casa: “Los avances científicos no siempre son buenos para la humanidad”. Me explico. A la religión jamás le ha convenido que la humanidad se haga culta, porque la cultura supone libertad de pensamiento, y esto lleva al criticismo por todos los asuntos que nos rodean. En definitiva a mayor número de ateos, mayor número de personas “culturalizadas”. Es una regla que no falla. Pero alejándonos de nuestro mundo Occidental, hoy la noticia va encaminada en ese punto, pero se sitúa en África, concretamente en Uganda, en donde líderes religiosos han recogido firmas para pedir la muerte de gays reincidentes.
Ya lo que más me sorprende es asociar reincidente a gay. ¿Acaso es un delito ser gay? Pues parece que sí. Y sinceramente, siento pena por estos señores, siento pena por la falta de cultura que predican, siento pena por no querer abrirse al mundo, por no querer enriquecerse, y por conformarse con vivir en tradiciones de siglos pasados en las que el progreso no tiene cabida.
